domingo, 30 de agosto de 2009

La melancolía 2


Sí, aún recuerdo mis palabras optimistas del otro día con respecto a la melancolía. Y no reniego de ellas, ni mucho menos, porque en mi cabeza mantengo que la melancolía es el resultado de una vida digna de haber sido vivida. Pero es que ese sentimiento que concluí era tan bueno es en realidad tan malo…

Odio esa sensación en la que cierras los ojos y de repente te ves en una escena familiar. Tan cercana que casi la puedes tocar, oler, sentir… Y abres lo ojos y te das cuenta de que no ha sido más que un recuerdo. El recuerdo de ese momento maravilloso que, inevitablemente, pertenece al pasado. Cerrar los ojos y sentir el placer de ir en bici por las calles danesas; cerrar los ojos y ver a esa persona tan especial esperándome tras la puerta. El mar...

Odio esa sensación, la odio. Odio el sentimiento de soledad y desprotección que te deja. Ese estado de nostalgia que hace que se te nuble la vista y el presente lo veas gris, dándole al pasado un protagonismo absolutamente desmedido e incomprensible. Pero es inevitable sentirlo, porque es algo intrínseco al ser humano.

No hay comentarios:

Publicar un comentario