domingo, 30 de agosto de 2009

El sueño del éxito

Y aquí ando, estresada. Trabajando, estudiando y soñando. Bendiciendo mi puesto de becaria y bendiciendo septiembre (adorado septiembre). Con un ojo en los libros y con otro en mi futuro. Con un pensamiento en Porter y con otro en el año que viene.

Mi futuro, eso sí que ronda por mi mente últimamente. Pero desde que escribí mi primera entrada de blog hará un mes, mi motivación no ha disminuido. En realidad, ha ido aumentando y aumentando al descubrir todas las posibilidades que hay. ¿Un viaje? Si todo sale como lo previsto, más que seguro. Y después, ¿un máster en el extranjero? Posiblemente. Pero primero, el dichoso TOELF. Apuntarme a clases de inglés. Un pasta, vamos.

¿O prácticas? También en el extranjero, claro. ¡Qué de cosas! ¡¡La verdad es que estoy deseosa de que se acaben los dichosos exámenes simplemente para centrarme en estudiar todas estas posibilidades!! ¡Qué ganas de empezar a luchar por ellas! La verdad es que, aunque a simple vista no lo parezca, son objetivos altos, pero, como bien es sabido, para llegar lejos hay que pensar en grande, ¿no?

Según dicen, detrás de toda historia de verdadero éxito hay un gran soñador porque los sueños son el combustible del éxito. Pues ahí ando yo, trabajando, estudiando y soñando, soñando.

La melancolía 2


Sí, aún recuerdo mis palabras optimistas del otro día con respecto a la melancolía. Y no reniego de ellas, ni mucho menos, porque en mi cabeza mantengo que la melancolía es el resultado de una vida digna de haber sido vivida. Pero es que ese sentimiento que concluí era tan bueno es en realidad tan malo…

Odio esa sensación en la que cierras los ojos y de repente te ves en una escena familiar. Tan cercana que casi la puedes tocar, oler, sentir… Y abres lo ojos y te das cuenta de que no ha sido más que un recuerdo. El recuerdo de ese momento maravilloso que, inevitablemente, pertenece al pasado. Cerrar los ojos y sentir el placer de ir en bici por las calles danesas; cerrar los ojos y ver a esa persona tan especial esperándome tras la puerta. El mar...

Odio esa sensación, la odio. Odio el sentimiento de soledad y desprotección que te deja. Ese estado de nostalgia que hace que se te nuble la vista y el presente lo veas gris, dándole al pasado un protagonismo absolutamente desmedido e incomprensible. Pero es inevitable sentirlo, porque es algo intrínseco al ser humano.

lunes, 24 de agosto de 2009

La melancolía



Odio la melancolía, ese sentimiento sinsentido que nos hace trasladarnos a lo que creemos fue un pasado mejor. Siempre he odiado esa frase que dice que cualquier pasado fue mejor. ¿Qué sentido tiene?. Si el pasado fue el presente, ¿no deberíamos concentrarnos sólo en el presente para así construir un pasado mejor?. Y, si hacemos sólo concentrarnos en el presente, ¿para qué preocuparnos del pasado?.

Mediante esas preguntas trato de darle una explicación a este irracional estado. Pero dos momentos de mi vida pasada se acercan y es inevitable sentirlo: por un lado, el aniversario del comienzo de mi andadura Erasmus y, por el otro, las fiestas en las que solía salir con mi antigua peña.

Lo primero, supongo que para la gente que lo haya vivido no hará falta dar demasiadas explicaciones. Erasmus es ERASMUS. Es la diversión, la independencia, el aprendizaje, la aventura, lo exótico, la excitación, la juventud. TODO. Y ahora no sólo hace un año que llegué a Dinamarca, sino que veo cómo la gente comienza, como mis amigas se marchan, y cómo me recuerdan a mí...

Y lo segundo, digamos que esas fiestas son un símbolo de mi vida pasada, que ya dejé atrás. Unos recuerdos a los que me cuesta desengancharme y que lamentablemente no me queda más remedio que superar.

Sin embargo, tras esta melancolía pienso en lo que el destino deparará. Al fin y al cabo, siempre he vivido junto a la melancolía: tras mi vuelta de Manchester en el verano del 2007 pensé que no volvería a tener una experiencia como aquella en mi vida. Ilusa: luego llegaron cien mil cosas mejores. Y esa es la esperanza que queda, la ilusión por lo que vendrá. El optimismo, la expectación por lo que el futuro traerá.

Además, si la melancolía no es más que un sentimiento triste hacia lo que echamos de menos del pasado, significa que lo que vivimos es tan sumamente valioso como para guardarlo en nuestra mente eternamente. ¡Si no tuvieramos esas vivencias increíbles, no habría melancolía! Así que creo que me voy a sentir afortunada de lo tristona que estoy estos días. ¡Pronto llegarán cosas mejores y un motivo más para sentir melancólica el año que viene!

Pasad un buen día y ¡nunca olvideis verle el lado positivo a la tristeza! La tristeza es el preludio de la alegría y la melancolia, ¡el signo de que nuestra vida ha sido digna de ser vivida!


domingo, 16 de agosto de 2009

El arrepentimiento.

¿Puede haber algo peor que arrepentirse de lo que no se ha hecho?

Realmente es algo que nunca antes me había planteado. No fue hasta que un día un, llamémosle amigo, en una situación límite, me lo hizo ver. Fue entonces cuando me afirmó que no hay peor sentimiento que arrepentirse de lo que uno no ha hecho.

¿Y no es al revés?, ¿Arrepentirse de lo que se ha hecho?, le pregunté

Yo creo que fue en ese momento cuando me di cuenta de lo intensa que es la vida. O, en realidad, de lo intensa que podemos hacer . Desde entonces mi filosofía es esa. Si te tienes que arrepentir, arrepiéntete sólo de lo que no has hecho.

Y no soy la única:
"Las lágrimas más amargas que se derramarán sobre nuestra tumba serán las de las palabras no dichas y las de las obras inacabadas."

H. B. Stower (1811-1896)


"Vale más actuar exponiéndose a arrepentirse de ello, que arrepentirse de no
haber hecho nada."

Giovanni Bocaccio (1313-1375)

¿Verdades? del mundo

Una nueva muestra de que el mundo está manejado por unos pocos...

sábado, 15 de agosto de 2009

A primera vista

La verdad es que juzgar a primera vista tiene su gracia.
Sin duda fomenta la imaginación.